Lo que la sociedad prohíbe, el corazón ignora: La nueva Cenicienta y las clases sociales



Dirigida por Mark Rosman en 2004, “La nueva Cenicienta” trae una comedia romántica adolescente inspirada en el clásico cuento de la cenicienta, sólo que en lugar de ser narrado desde una doncella de la edad media, está Sam Montgomery, protagonizada por Hilary Duff. Ella es una joven adolescente que vive bajo tutoría de su madrastra, quien además de arrebatarle el restaurante de su difunto padre, la obliga a trabajar para ella complaciendo sus caprichos y los de sus dos insoportables hermanastras. 

Con elementos típicos de los dramas estadounidenses, uno de ellos es sin duda el conflicto entre las clases ricas y populares, contra la de los impopulares y de menor poder adquisitivo; tópico el cual no sólo representa las principales tramas de las películas de la época, sino que también de la actualidad. Vemos una latente necesidad de pertenencia a esta clase alta y popular, que tiende a ser el tema en disputa en la mayoría de las películas del género: La joven  que se enamora de alguien totalmente inalcanzable para ella, la chica de la que todos se burlan soñando con el capitán del equipo de fútbol americano. Algo que efectivamente sucede en la película, pero el giro dentro de esta historia es que este enamoramiento parece totalmente posible, ya que Sam conoce a ese chico misterioso mediante el foro del colegio; no conoce su nombre, no conoce su rostro y mucho menos a qué clase pertenece, ni el conoce la de ella. Ellos hablan día y noche sobre sus problemas y todo aquello que no pueden contarle a nadie más, se sienten entendidos el uno por el otro. Sam comprende a este anónimo como alguien normal, en ningún momento está el conflicto de clase parece ser obstáculo de su relación, o eso parece hasta que conoce su identidad.

Esto se mantiene así hasta la fiesta de halloween del colegio, donde ambos acuerdan encontrarse y por fin conocerse. En este momento de la película vemos reforzada esta grieta entre populares e impopulares, principalmente relacionada por el dinero que cada uno de ellos tiene o no: los lujos, caprichos y excesos son patrimonio de la elite del colegio, también anclado con la belleza, deporte y la hegemonía; un grupo completamente cerrado y selectivo. Mientras que del otro lado se encuentra la gran mayoría, con diversas características, sin prejuicios ni discriminaciones; si bien hay distintos niveles de impopularidad, la línea que los separa de los populares está claramente marcada. Los comportamientos de los actores de la historia están completamente ligados por el estrato social al cual pertenece y al típico estereotipo de él; tal como lo define Karl Marx, una clase social es “una conciencia de clase entendida como la creencia en una comunidad de intereses entre un tipo específico de relaciones socioeconómicas”. Dentro de las dos definiciones que él da sobre ellas, esta es la que más vemos reflejada dentro de la película debido a que, como ya se ha mencionado, cada uno de estos grupos es fuertemente identificado por sus características propias y las relaciones que se establece entre ellas: La clase popular por sobre la impopular. 

Después de cientos de trabas, Sam logra encontrarse con su misterioso amante, quien resulta ser Austin Ames, el capitán del equipo de fútbol americano, y además de ser cercano al grupo de los populares, es de quien Shelby Cummings, la líder de las porristas, está profundamente enamorada. “Debemos estar el uno con el otro, tu eres el capitán del equipo y yo la de porristas, fuimos hechos ´para estar juntos” le dice Shelby cuando él intenta dejarla para seguir lo que su corazon sentia, convenciendo de que la división de clases dentro del secundario era inquebrantable. 

Otra postura teórica para sostener la fuerza de la presencia de las clases sociales es La de Max Weber, quien presenta a los tipos ideales como organizaciones de relacions intangibles, propias de un conjunto histórico o de la relación con los acontecimientos, elementos que ayudan a comprender las situacione reales y establecer relaciones. Son tres los criterios que él distingue en el ordenamiento de las clases sociales, criterios dentro de “La Nueva Cenicienta” posicionan a la clase popular como la dominante dentro de la secundaria: 

1) Poder Económico, posición que el individuo ocupa en el mercado de bienes y servicios. El poder económico es algo que constantemente ostentan  Shelby y su séquito de porristas mimadas con su ropa de diseñador  y últimos teléfonos, mientras Sam y la clase impopular tiene ropa común. En una de las escenas, vemos cómo las hermanastras realizan un fuerte hincapié en la importancia de cambiar todo su guardarropas para lucir con clase y no como pordiosera cómo su hermana Sam.

2) Prestigio, situación del individuo en la escala de honor social de una sociedad determinada. Esto lo vemos totalmente en consecuencia del poder económico, especialmente cuando la noche antes de la fiesta de halloween, el grupo de las porristas con los jugadores estrellas de fútbol americano se burlan de Sam por trabajar en la cafetería, tildando de la pobre moza. La humillan y en lugar de ser llamados la atención de forma negativa, se les deja pasar por quienes son.

3) Poder Político, probabilidades de influir sobre el comportamiento de otras personas. Algo que además de utilizar para fortalecer su prestigio y complacer sus ridículos deseos, es algo que separa a Sam de Austin. El poder de influencia que tiene la clase popular sobre las acciones y decisiones del resto del colegio es tan fuerte, que implícitamente, Sam sabe que no tiene ninguna probabilidad de salir con él porque ambos “pertenecen a clases distintas. Él es el novio de la chica más popular, mientras yo soy una simple mesera” le explica ella a su mejor amigo.

Todas estas situaciones tiene lugar dentro de la sociedad norteamericana contemporánea, siendo películas como “La nueva Cenicienta” fieles reflejos de las relaciones de poder dentro de las escuelas. Un estudio realizado en el 2018 por el sitio de finanzas Wallet Hub, cada 7 minutos un niño es acosado. Allí, también revelan que esto se da de un estudiante con un alto rango hacia quienes son considerados de menor. Además de señalar que las cifras de acoso se mantienen y ascienden con el paso de los años, explica que estos abusos están normalizados e incorporados en las instituciones.

Si bien la historia se desarrolla en una escuela donde las clases están tan fuertemente determinadas así como las oportunidades, vemos que claramente el mensaje que nos busca dar es que el estrato social jamás podrá opacar el sentimiento de amor y la conexión entre dos personas. Es Austin quien lucha para romper estos “mandatos sociales” que la escuela le impone, logrando así demostrar que ellos no son motivo de separación entre dos personas.

Esto es algo que desde el principio de la película podemos concluir, debido al carácter anónimo de dos personas, que nos hacen cuestionar las limitaciones que las clases sociales marcan en los individuos: Dos personas que no son conscientes de la clase de pertenencia de la otra, se enamoran en la cotidianeidad de una charla por mensajes. Concluyendo que lo que la sociedad prohíbe, el corazón ignora y sigue sus propias corazonadas.

En la Argentina, una producción muy similar es la de Patito Feo: Una joven adolescente en el nivel medio que es maltratada y encasillada por la clase popular (que en la serie adopta el nombre de “las divinas”). Estrenada en el 2007, el ella se cuenta la historia de patito, una chica que lucha por conquistar el amor de un chico popular, mientras las divinas constantemente ponen trabas en su vida justificando que ella jamás será capaz de lograrlo porque es un patito feo y ambos pertenecen a distintas clases, entre otros conflictos.

Si bien en la actualidad no vemos producciones que coincidan o comuniquen esa idea que nos transmite La Nueva Cenicienta, no es porque la sociedad no piense así, sino porque es algo que ya fue incorporado dentro de la sociedad Argentina. Podemos ver esto en el repudio que reciben hoy día escenas de “Casi Angeles” donde además de fortalecer ideales hegemónicos y heteronormativos, vemos escenas en las que el mensaje muchas veces apuntaba a que la clase social siempre iba a condicionar a uno.

Una película que no sólo adaptó un clásico de cuentos infantiles a la gran pantalla, sino que también nos trae en pequeños guiños y en lo que parece ser una película de pijamada con amigxs, un mensaje claro e importante de mantener vivo en una sociedad donde las clases sociales se imponen como la determinación de la vida.


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